Y Por Qué No Decir
Y Por Qué No Decir

Y Por Qué No Decir

Y por qué no decir,

amiga mía,

que hace ya tiempo

nuestros sueños se han ido,

como se va a la mar

la plenitud de un río.

Como caminan todas

las estrellas fugaces

muriéndose en su todo

menos en la certeza

de encontrar el camino

para sembrar sus huellas.

Que de solo sentir

que estamos solas

se nos enquista el alma

y, de algún modo,

nuestra sordera alcanza

para sentirlo todo.

Y por qué no decir

que tu estás triste

con la misma tristeza

que yo estoy triste

 sin motivos profundos

que a ambas nos acechen.

 

¿Y por qué lamentar

que estamos tristes,

si esta tristeza es ancha

y nos cobija

como una buena madre

a todos sus retoños?

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