Cuando piensas que pasan
tras la calma sentida
todas esas virtudes
que siempre maravillan:
el verdor, los colores,
la gama de poesías,
las nubes solitarias
buscando la vendimia
de una lluvia tranquila
que le refresque el día.
Cuando piensas que tienes
todas las cosas buenas
que regala la vida:
familia, techo, ansias
de explorar los caminos
que van a todas partes
y aumentan tu osadía
de recorrer las huellas
antiguas o modernas,
lejanas o cercanas,
olvidadas o vividas.
Cuando piensas que nada
se opone a tu vigilia,
tus huesos hacen gala
del dolor que hace tiempo
te mantiene cautiva
y el viejo calendario,
te muestra tantos días
que tu pensar se oprime,
pensando tonterías.
Y las musas que quedan
contigo en la vigilia,
se marchan con los versos
que otro cantor haría.