Las manos hacen olas
en las redes plomizas
y desde ellas saltan
mariposas brillantes
con su colitas largas.
Entre arenas y aguas
la venta se entroniza,
y los más grandes peces
pasan, sin reverencias,
a las mesas más grandes.
Ningún intermediario
venciendo el alto precio.
Las risas, las charadas,
cuentos nuevos y viejos
en la salobre mesa
dispuesta para todos,
sobre la misma playa
y los barcos peñeros.
Los más baratos
y pequeños peces
van a dar a las manos
de los que necesitan
y no tienen el pago.
En sus cuencos vacíos
también se saciará
la fatiga de siempre.
Cinco de la mañana,
bacanal de aguas frescas
dándole un reposo
a todas nuestras ansias.