Cuando yo me levante,
como después de un sueño,
tras haber agotado
una vida tras otra.
Tal vez siga creyendo
que cada escalón cuenta
al vivir tantas vidas,
aún sin tener memoria
de la vida vivida
sin recordar las otras.
Inventar: ¿cuántos versos?
Rumiar: ¿cuántas palabras?
Sentir: ¿cuántos placeres,
desilusiones, penas,
alegrías, certezas?
Cuando yo me levante
como después de un sueño,
no será mi retorno
más que un mísero ruego,
donde el adiós constante
me prive del regreso
a otra vida que viva,
sin recordarlo luego.