Tu No Me Sedujiste
Tu No Me Sedujiste

Tu No Me Sedujiste

Tu no me sedujiste,

me sedujo ese dejo de estar triste

que imponía la lluvia en mi ventana.

El deseo perenne de estar cerca

que sentía mi cuerpo en su lejana

decisión de acercarse hasta tu cuerpo.

Las luces, poco a poco enmudeciendo,

las sombras, al azar, sembrando anhelos.

Aquel eco lejano que se oía

a través de distancias de otras vidas,

gritando su pasión al escucharnos.

La diáfana tertulia de las aves

cobijadas de pronto en la arboleda,

comentando sus vuelos sin fracasos.

La dádiva tenaz de los abrazos

desechando prejuicios a su paso

por si nos fuera mal a través de los tiempos.

Los ojos envidiosos mirando de soslayo

el elocuente lenguaje de los besos.

Nuestra epidermis fiera, postergando,

el deseo de unirnos por completo.

La inútil decisión de separarnos

y un vocablo magnético invocando

liberar al amor con nuestros gestos.

 

Tu no me sedujiste,

me sedujo la tristeza

que guardabas por dentro,

el manto de neblinas

encubriendo el encuentro

de dos almas muy tristes

biselando dos cuerpos.

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