Y todo el polvo
que tosen los caminos
le impuso a sus zapatos
envejecer sin rumbo.
Tras una noche larga
de llegada y retorno,
de búsqueda y encuentro
de lágrimas y asombro.
Por eso es que camina
sin entender su mundo
dando vueltas y vueltas,
dando tumbos y tumbos.
No encontrando el porque,
siguió su viaje largo
privando a las respuestas
las fuerza del hallazgo.
Y allá está,
en su pared,
escribiendo epitafios:
el mismo desarraigo,
el mismo aspecto triste,
el mismo cuento diario.
Así pasó el poeta
por su camino largo
sin encontrar las huellas
que siguieran sus pasos…