Cuando te vayas
me quedarán los sueños
para seguir soñando
que te quedas.
Me quedará la prisa
de un olvido tan terco
que te recuerde en todo
lo que dejas.
Cuando te vayas
me quedará el rechazo
de todas las verdades
resurrectas.
Esa música triste
que nos prestó la noche
y un aliento impreciso
de pétalo y violetas.
Cuando te vayas
con esa angustia mutua
cosida a tus espaldas,
tendrá un eco mi angustia
trasnochada.
Cuando te vayas tú,
aún más,
si puedes irte,
vas a quedar
pegado a mi pared
y a mis andanzas.
Cuando te vayas,
¡qué camino más solo
traducirá el ocaso
de mi barca!