Prosas que una vez escritas,
vivirán para siempre.
En ese para siempre de las cosas
que no se ponen viejas
ni concluyen.
Como la vida misma,
cambiante y combatiente.
Cantadora a destiempo o a deshora
llenando de creencias las memorias
y llenando de luz las páginas que escribes
creyendo o descreyendo, según dices,
en umbraticos días de desmayos
que no te dan, al fin, las sin razones
de este vivir-vivir que nos implica a diario.
Prosas para hilvanar caprichos,
detalles, tedio, desengaño, ilusiones.
Surtidos o escuetos magazines
que hablan del buen vivir
o hablan del mal vivir y de otras alusiones
sin fines o con fines de lucros
o razones.
Prosas mentiras, verdaderas prosas
destruyendo, construyendo,
desmenuzando fe, creencias y otras cosas
con igual lealtad o deslealtad,
la misma rectitud o el mismo engaño.