Yo no lo dije así
pero lo comprendías
tu mirada me dijo
que toda mi enseñanza
caería
en tus manos y en tu alma
para multiplicarse.
Ayer te ví,
tu hijo caminaba contigo
y sonreías.
Tu me lo presentaste y,
haciéndolo,
me presentaste ante él.
Me vio como a tu guía,
tu decoro, tu esfuerzo
la sangre tuya,
la de él
como identificándose
en la mía.
Yo no lo dije así,
¡pero tú me entendías!
El esfuerzo del aula
junto contigo iba;
y en dos sombras,
la patria
sus sueños presumía.