Yo no sé cuantas veces
necesite decirte,
con el verbo impreciso
de mi alma prisionera,
que no estuvo más triste
mi tristeza sin limites
desde la vez primera.
Es que tu amor tan triste
me deja igual de alerta
entre las dos tristezas
antiguas que se mezclan.
Yo estoy triste por todo,
tu estas triste por nada
y no se hasta que punto
se soporten o mueran
tristezas tan cansinas
como lo son las nuestras.
Hay tristeza en el aire,
en las hojas, las nubes,
en este sol que muere
entre sus tules grises,
sin ganas de imponerse
sobre este día triste.
Hay tristeza en las almas
que no encuentran respuestas
desde su entorno triste
de muda inconsecuencia.
Hay tristezas que marchan
hacia ignotos parajes
llevandose las almas
en aburridos viajes.
Y hay siempre entre los dos
esta melancolía
de las horas menguadas
buscando las sonrisas.
Yo no se cuantas veces
requieres que te diga
si seguire tan triste,
como tu, de por vida,
porque si ya elegimos
vestirnos de tristezas
¿por qué quedar desnudos
si la dicha nos llega?