Cada esquina
te aguarda sin saberlo
y sin saber yo misma
que te aguardo,
suelo hacerte a mi lado
entre la luz difusa
de mi pequeña lámpara
casi impaciente ya,
te aguardo.
Lo descubro
en la intranquilidad
que ahora me llena.
Casi resumida ya
en un solo deseo,
te requiere
mi espíritu de luz
urgido, entre mis huesos.
Paso frente al espejo
y te supongo
detrás de mi silueta
atisbando los surcos
de mi cuerpo;
mago acariciador de surcos.
En mi amor con esperas
cada esquina del alma
sobrepasa mi cuerpo,
llamándote con gritos
que pueden ser callados
tan solo
con un beso.