El tiempo
suele pintar de verde
los extenuados muros,
dibujando en las piedras
las raíces pequeñas
de los pequeños musgos.
Acicala de nuevas
soledades los troncos,
baña de luz añeja
los brotes del Otoño
y murmura canciones
lejanas de retornos.
El tiempo es el que trae
los cambios de los verbos
donde nacer es algo
que estimula el recuerdo…
Y recordar es todo
el devenir del tiempo,
de lo que ya no fuimos
o lo que no seremos.
Mientras,
el tiempo cruza
ciñiéndose a los sueños,
el río vaga y vaga
sin pensar detenernos;
vestido de ilusiones
para los cantos nuevos.
El tiempo es el señor
de los viejos recuerdos,
y somos: una vaga
inspiración de sueños
por lo que nunca fuimos
y lo que no seremos.
El tiempo,
sin preguntarse como,
ni predecir el cuando,
dejará de ser tiempo.