Ahora que están casados,
traten a sus parejas
con dulzura y respeto,
midiendo siempre las palabras
cuando haya que aclarar
algún recelo.
Ustedes eligieron
a esas almas
para que los acompañaran
en el vuelo
de procrear los hijos
que desearan
y mantener el hogar
con el debido celo.
Muéstrense siempre justos,
vigilantes,
del buen trato que dan
y el que reciben.
Dios consagra el hogar
de los que avanzan,
amando y respetando
el alma de los hijos
que concede.
Den Ustedes, a cambio,
de ese amor que les profesan:
amor, fidelidad, tolerancia,
estimación y ayuda.
Así será el hogar
templo sagrado,
donde la vida crece
y multiplica
las bondades de amar
y ser amado.