¡Increíble!
después de tantas luchas
de encontrar cansancios,
sequedad en tu boca,
te quedas deprimida
expectante,
vacilante
entre dejarte llevar
por la corriente
o aparcar de una vez
y eliminar la ruta.
Tus pies,
tan incansables
ya se cansan,
tu mirada dejó de entrever
ese final feliz
de las novelas;
estás cansada,
vieja,
ya no esperas
esa ardiente pasión
que logro avasallarte
cuando tu florecias
en quimeras
dejándote desnuda
y sin palabras.
Es la paz lo que buscas
estos días,
es el respeto
lo que tanto anhelas;
tal vez la admiración
que merecias
y siempre se burlaba
de tu espera.
Sientes que desde adentro
se van rompiendo lazos
y recuerdas:
hubo ratos felices,
aquellos compartidos,
pero entre esos aplausos
que te brindo la vida
¡tanta desigualdad!
en los momentos
y tanto no cercar
aquel abrazo
que esperaste y no vino,
que soñaste y no estaba,
cuando sólo su fuerza
hubiera sorprendido tu soledad,
arrebatándotela.
No estas ya para el final
¡es increíble!
cerró en otro capítulo
tu aparición a escena.
Te quedas reflexionando,
te alejas,
te quieres ir,
aunque tu cuerpo,
estoico,
tan terco,
no te deja.
¡No puede acompañarte
en tu final protesta!