A espaldas de la noche
voy a expresar,
tímidamente mi alegría.
Alegría de estar, de vivir,
de sentir,
en toda su extensión
la basica armonia de existir,
convivir, demostrar,
complacer,
desmontar la tristeza
que antes de anochecer
me consumía,
y ha seguido mi sombra
sin encontrar ya más
mi anatomía.
A espaldas de la noche
las luciérnagas vienen
para servir de guías.
Mirándolas espero llegar pronto
a ese alegre destino
que evadía,
cuando sentirme triste
era más fácil,
plegándome a la vida
que vivía.