Hay un inquieto
cúmulo de hojas
alzando su orfandad
al saludarnos;
y nos murmuran cosas
que sentimos,
que vimos suceder
y que callamos.
Hoy nos pidió la vida
aletargarnos
detrás de los adioses
consabidos
y hubo un susurro opaco
en el camino
cerrando los adioses
a los pasos.
Hoy fraguamos quedarnos
para siempre
conjugando los retos
del ocaso
y el otoño plagio
con su delirio
las añoranzas
de los días mansos
mientras las hojas juegan
y se quejan
del duro peso
de los pies descalzos.
Hay una gran plegaria
que nos lleva
a elevar nuestras almas
y abrazarnos
en este otoño, hoy
que nos brindó la vida
retornando las hojas
a los gentiles pasos.