Me gusta tu poder,
y en cada cosa
que tocas,
que miraras,
un simple soplo en aras
se me convierte en brisa.
Me gusta tu poder
cuando me bañas
con esa luz tristísima
que emanan tus pupilas,
cuando posas tus pétalos,
húmedos de deseo,
en estos labios míos
que te desean tanto.
Me gusta tu poder
cuando tu cuerpo
me cobija solícito
en amores
y el mío corresponde
con igual desenfreno.
Me gusta tu poder
cuando dormido,
tu aliento me recuerda
que ¡juntos alcanzamos
la más brillante
y diafana
de todas las estrellas!