Parece
Parece

Parece

Parece que te quedas

con tu todo distante.

En la limpia mirada,

dolida y suplicante,

se miran los harapos

de una ruindad de vida

que te viene rondando y te asesina.

Diciendo casi nada

a los que no te escuchan

cuando aligeran pasos

y no aligeran almas.

 

Casi te obligan todos

los pasos y más pasos,

a seguir en tu esquina,

como un viejo epitafio.

 

Apresurados giran,

eterno semicírculo,

los colores y formas

de la esquina de punto.

 

Pides limosna y miran

como a ninguna parte

encontrándote caras

simples, desconocidas:

indiferentes unas

y pocas clandestinas,

logrando la moneda

que no escondió el bolsillo,

poniendo entre tus manos

el pan para ese día.

 

Nauseabundo tu olor,

como de espiga

lacerada y profunda

eres,

lo que más se parece

a nuestra propia culpa:

enterrada, ignorada a veces,

pero siempre

permanentes calladas,

que no logran surgir

para inmolarse

en ese compromiso

que ya aguarda,

trasladando tu esquina

a cualquier parte

donde la penitencia

cuajara entre sonrisas

y la sonrisa propia

floreciera entre lágrimas.

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