Ayer
Ayer

Ayer

Ayer tu sombra,

siempre vigilante,

permitiendo promesas

y desvelos.

Haciéndonos libres

de prometer,

comprometiéndonos.

 

Ayer tu luz rectora

iluminando espacios

en nuestras propias sombras.

 

Ayer,

la inefable complacencia

de oirte resucitar

hombres, nombres,

sucesos,

pequeñas y grandes historias

ceñidas a la gran proeza

de los héroes.

 

Ayer,

nitido ayer

ondeando en mi memoria

tan sembrado en mi alma.

 

Ayer, ayer

que siempre se contagia

con las horas

cuando me siento

revivir de nuevo,

plena de altruismo

y liberales causas.

Cuando tu voz

despierta y me acompaña,

mostrandome esta historia

que no acaba.

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