Hermano:
cuando no tengas pan
que llevar a tu boca,
cuando no tengas
fiebres
que aligeren tu paso,
cuando estés yerto en rumbos
y te sientas perdido,
cuando ya no te encuentres
o no quieras encontrarte,
cuando derrames
esa última lágrima,
cuando por esas calles
no busques las miradas
que te ofrezcan algo,
que te pidan nada.
Cuando pase el tiempo,
cuando todo pase,
cuando las arrugas
de tu frente aprieten
y sientas las fuerzas caer,
con desgano,
cuando resucites
con sabor a llanto
y no haya una brisa
que tu cuerpo abrace
sin decirte tanto,
cuando ya no te alegres
porque nada esperas,
cuando las campanas
no tengan el eco
que endulce tu alma,
cuando con tus manos
la nada acaricies
y un suspiro mustio
se escape en bandadas
y la noche vista
su crespón oscuro
y el lento se cierna
sobre tus espaldas.
Entonces, hermano
quiero estar contigo
y seremos dos
aullándole al alba.