Lejos del pedestal
donde se posa
la abeja susurrante
ante las mieles
que le brinda la flor
colorida, veleidosa,
esta el cantar del pájaro
rezando enamorado
una oracion triunfal
de giro y libertad
entre los petalos.
Lejos del “dulce mal”
que me brindaras,
esta la soledad
de mi palmera,
erguida y solitaria
mas, completa,
que a veces,
solo a veces,
no sabe si mecerse
a sur o norte,
o a donde pase la brisa
y le haga muecas.
Pero segura esta
de que su porte
altivo mantendra
tras la embestida
del viento huracanado
que la besa
y los constantes vuelcos
de la vida.