Sin ton ni son
descubriste
que hacer mimos y caricias
era vencer las distancias
entre tu mira y la mía.
Sin ton ni son
poco a poco,
manipulándome el día
te fuiste haciendo la dueña
de mi tonta poesía.
Sin ton ni son
las distancias
que, abiertamente separan,
lo que pienso y lo que piensas,
tu me fuiste recostando
la parte que te tocaba.
Sin ton ni son
la alegría
de tu sonrisa traviesa
fue mellando los candados
que tuvo a mi risa presa.
Sin ton ni son,
en las cuentas
que sabes muy bien sacar,
se me quedaron los vueltos
en un nunca regresar.
Sin ton ni son,
te lo digo,
aunque te cueste creerlo:
aquí estoy pensando a solas
lo mucho que ya te extraño,
cuando apenas te has marchado
rumbo a tu propio camino
y no seré quien te aparte
de caminar a tu ritmo,
porque tú,
sin ton ni son,
conmigo hiciste lo mismo.