Hay un revuelo de palabras
que me asaltan
queriendo todas
torpedear mi día.
Siento pena por ellas,
las rescato
de ese no se que hacer
avecinandose.
Voy caminando lento
hasta mi cuarto,
recupero mi pluma
mis cuartillas,
y se lanzan veloces
a donde va la pluma,
haciendo en equilibrios
mis escritos
con palabras tan justas
a sus causas,
que no parecen mías
si no extrañas.
Callo mi hablar callado,
mientras tanto,
voy releyendo líneas
en mi escrito.
Las imágenes corren,
se agazapan,
entre el blanco papel
y sus motivos.
Cada palabra unida
a esta extravagancia
de seguir recorriendo
los minutos
sin otra placidez
que ir agotando
todo el vacio
de mi manuscrito.
Hay un revuelo intenso
de palabras
en el recto perfil
de lo ya escrito,
nadando como peces
en el agua,
con permiso o sin él,
según me han dicho.