Llegaron las palabras susurrando…
no me pude escapar de transcribirlas.
Acorazadas ya, no me dejaron
otro placer que abrirlas
a mi musa;
hilvanando todo lo que empieza
en una fina caja de dulzura
y una fuerte cubierta de tristezas.
Llegaron las palabras,
no podía, dejarlas que se fueran,
sin vencerlas.
Me fui quedando a bordo
de la prisa, navegando tal vez,
en mis querellas.
Quise hacer sortilegios
con sus vértebras
y quede sin palabras
ni raíces,
ni pensamiento audaz
que me sostenga…
Llegaron las palabras,
susurrando
quedamente a mi puerta.
Me agazapé en las sombras
casi como cobrando
una increíble presa.
Las así como pude,
entre mis manos llenas,
hice una manto de sílabas
y un almohadón de letras…
Las palabras
llegaron susurrando hasta mi vera,
no las deje partir
sin fugarme con ellas,
un tanto por capricho
y otro tanto, también,
por no desmerecerlas.
Las palabras
llegaron
susurrando
a mi puerta…
y me sentí
partiendo,
detrás
de todas ellas…