¿Sentirá otro ser
leyendo mis versos
esta paz que me alcanza
releyendo los tuyos?
En la quietud silente
de la tarde
esa musa de ayer
que se esposo contigo,
me acompaña.
Tu voz inextinguible
enlazada a mis versos
te persigue y te alcanza,
y trae tus recuerdos
con la explosión rojiza
de la tarde,
muchas tardes fugaces que vivimos.
Tu fraternal mirada en el espacio
¡mi fraternal amigo!
¡mi eterno compañero en este viaje!,
sentirá otro ser releyendo mis versos
esa paz
que me alcanza
releyendo los tuyos…