Con tu verbo de construir
se alzaron muchas casas
para esconder, frente al mar,
los pájaros nativos,
y tuvo el nido entonces
las paredes sagradas
donde apaciguar el hambre
y la nostalgia.
Con tus verbos de hacer,
hicimos galas
de extremar condiciones y cuidados
en el mágico florecer
que da el arado
seguido de la siembra y la vigilia.
Con tus verbos de amar,
hemos amado
tras las violentas olas
de la ira,
en inclemente afán
por lo esperado
para hacerlo fecundo
y darle vida.
Con tus verbos de ser,
sentimos todos
en una sola voz
alzar un himno
fuerte, diáfano, claro,
llevándonos al cauce
de todo lo anhelado.
Con tus nutridos verbos
de avizorar futuros
supimos de la Patria que soñamos,
haciéndola a retazos
de nuestro propio impulso.
Cada hombre,
cada mujer,
cada paso,
unidos por los lazos
de ese mundo,
Más justo, más glorioso,
más proclive
de hacernos más humanos
y más libres.
Tu, Historia,
evocarás sucesos
donde no habrá vencedores ni vencidos.
Todos iguales, todos.
Solo un pueblo que se alza
tomando lo que es suyo
en la más absoluta
de todas las alianzas:
trabajo, voluntad,
honor, constancia,
de todos los hermanos
en su suelo de Patria.