Furia de lava hirviente
entre las venas,
cencerros anunciando
la vigilia,
llamas en las pupilas
y en mis manos,
amenazantes e izadas,
como garfios,
un adios que se expande
y que vigila.
Furia en mi pecho,
furia,
en todos mis sentidos
que sienten mi fiereza
doparse con el llanto.
Furia, volcán,
análisis de lava,
truncando siempre
esa tenacidad esclava
de sentirme furiosa
para nada.
Furia de sentirme
y de sentirte
la furia contenida
en el espanto,
de largarme sin rumbo
y sin caminos
hacia esa soledad
que temo tanto.