Agradable lección,
la tuya,
por marcharte,
cuando quedarte ahora
sería la perfecta
arma de destrucción
que construyeras.
Dejar el mi sin ti,
Sin más alarde
que resucitarme después,
alguna tarde
e invitarme
a ese oloroso café,
recién colado,
que olvidamos servir
en medio del desastre.
Irte de ti sin mi,
curioso fraude
de tomar la estrategia
que te plagie,
las mejores palabras
que me has dicho,
y me dieron la vida
para hablarte
o para responderte
frente a este torbellino
de seguir enfrentando
los caminos
que no piensan llegar
a alguna parte…
Agradable lección,
la tuya,
por marcharte
llevándote en tus trastos
mi camino.