Sin quererte encontrar,
te fui buscando
y al final del camino,
ya no supe que hacer
con el hallazgo:
si seguir libre,
según mis pensamientos de esas horas,
o unirme a ti,
en alguna otra búsqueda de auroras.
Solo fue detenerme en el camino
y alzar mis ojos
para encontrar los tuyos.
Sin querer,
alcé mi mano también
juntándola a tu mano,
sintiéndola propicia para el canto.
Sin quererte encontrar
te he encontrado
y no se ni quien soy
si no llevo tu sombra
tan inquietantemente
aquí, a mi lado.