La Joven Que Soy Yo
La Joven Que Soy Yo

La Joven Que Soy Yo

La joven que yo soy

hurga en sus cicatrices

de sueños no vertidos

en instantes felices.

 

La joven que yo soy

se sorprende en esperas

de encontrar su destino

en las noches que vuelan.

 

Y como redimiéndose

de tanta fantasía

busca en los silabarios

las palabras perdidas.

 

La joven que yo soy

perturba tus sentidos

pidiéndote los surcos

donde sembrar su trigo.

 

Y te mira, confiando

que tus surcos abiertos

rediman en cosechas

sus mejores intentos.

 

La joven que yo soy,

a ratos se estremece

con cada botón nuevo

que entre las ramas crece.

 

La joven que yo soy

se filtra en mis miserias

y hace lazos de nubes

en su cielo de quejas.

 

La joven que yo soy,

lapidaria y precisa

quiere amagos de lluvias

y gotas de sonrisas.

 

Suspirándole al tiempo

su bosquejo de ferias,

anhela las victorias

que en sus manos crecieran.

Se despierta y le canta

a la filantropía,

ama a Dios, ama al mundo

y escribe poesía.

 

La joven que yo era

hace malabarismo de esperanzas,

cuando todo el amor

se desintegra.

Descoloca los muros que separan

y coloca los lazos que se acercan,

sin poner la palabra «prohibido»,

en los labios amables que se entregan.

 

La joven que yo era

combina entre sus redes

las voluntades fieras

y el ansia de existir

con sus protestas.

No deja al espaviento

vertirse en los momentos

de lo que debe ser.

Guarda orgullosas metas

y un alma siempre alerta

para poder vencer.

Venciéndose a sí misma

camina, siempre altiva,

hacia lo que vendrá.

Si el destino la mengua

tendrá ancestrales fuerzas

y volverá a luchar.

 

La joven que yo soy

siempre amara a la joven

que yo era.

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