Ante la paz del tiempo,
vociferan
los últimos destellos
del ocaso,
mientras la claridad
ahora devela,
a través de los brazos
de las nubes
un titilar azul
de lentejuelas.
Caracas matinal
te me estas yendo
en vespertinas luces
que te velan.
Yo te sigo buscando,
cantarina,
soñadora siempre,
siempre sonriendo.
Caracas acostada,
cual doncella,
en brazos del guardián
que vigila tus sueños.
Vienes y me despiertas,
yo te pienso,
con ese mismo amor
que ayer tuviera.