¡Tantas veces sentida!,
¡compartida!
¡Tantas veces deseada!
Te has puesto vieja
como mis raíces
y como ellas,
muy hondas
¡y calas!
Tus paredes azules
y blancas
forman ya parte del horizonte mío
y a donde me lleve
el viento de la vida,
te llevaré conmigo
tantas horas en tus aulas
y tanto recorrer
tus pasillos amigos
tanto escuchar la risa
de los niños
tanto saber
redescubierto cada año
tanta fe en las pupilas
tanta lealtad
en esas voces niñas
y tantas bendiciones
en mis manos
querida escuela
ya no te queda más de mi
que este recuerdo mío
recuerda tu también,
de vez en cuando
que te entregué mi amor,
mi insomnio de maestra
¡a fuerza de tenerte
y de luchar contigo!