No me parezco a nadie
que se parezca a mí.
Guardo todas las formas
en mi fisonomía
de eterna controversia.
Busco linderos propios
sin medir consecuencias;
amo ser libre, libre
escondiendo mis líneas
donde no las encuentren.
Hago fuegos sin fuegos,
con llamas penitentes,
mi coraza es cobarde,
mi estrategia sin límites,
sin parecer traduce
todo lo inadmisible.
No sé si soy hipócrita,
proscrita por mi misma,
hacia el limbo seguro
de lo que no pronuncias.
Hasta vivo tranquila
mi prisión predispuesta,
porque soy yo y parezco
oculta en mi silueta.
Alguna vez la poesía
que te escribo
abrirá para tí
universos distintos,
parajes paralelos.
comprenderas mirando,
restrospectivamente,
lo poco que somos,
nos pertenecemos,
algo nos pertenece.
Aunque veas la muerte,
el duelo no es eterno,
ni es eterno este mundo
al que llamamos nuestro.
Hermoso poema que refleja lo que en algún momento pudimos ser y no fuimos¡