En un caleidoscopio
de aceras y avenidas
emerge en la ciudad
el griterío.
Y el sol revienta
las sonrisas frescas
y la venta pulula
en señoríos
pequeños y disímiles,
grandes, lujosos, fríos.
Es esta mi ciudad,
morena, hermosa,
de corazón abierto,
y cerro y caserío,
que se amontona
bravo contra el cielo,
tan caluroso y diáfano…
tan mío.
El corazón se alienta
en el contacto
del sentimiento patrio,
y mi albedrío.
Y hay gestos
de contagios
en las ventas.
Y hay gracia
respondiendo
en cada sitio,
y hay sonrisas
que escuchan
y que sienten
vivir en esta ciudad
con optimismo.