El sol está tan triste
que se le ve una lágrima
cayendo sobre el río
y trata de esconderse
entre las nubes
vistiéndose de rojos y morados
con un aura de azules
en declive.
El frío que comienza
detrás del escenario
campea sobre el agua
tratando de atraparnos,
y, aún sin previo aviso,
nos abraza.
La tarde mas que plácida
se oculta entre las ramas
desnudas de los árboles,
jugando a estar perdida,
sin estarlo.
Mientras, pasa la gente,
por el camino,
sin mirar los detalles,
en el juego de luces
que construye el paisaje.
Y el sol,
sigue tan triste
que prefiere ocultarse…
detrás de un alto pino,
más allá de esta calle.