Mirando sin mirar,
desprevenida.
La caja negra
lanza en copiosa alegría
sus detalles,
circulan y se dan vueltas
los recuadors.
El mundo está perdiendo
sus detalles,
mientras solo nos muestran
fichas, fichas…
paisajes, citas atolondradas,
manipulación
y monopolios,
metáforas
y mátodos,
mentores y mentiras,
juego electrificante,
numen y coincidencias.
Inconexiones conectadas
a los peores principios,
alertas,
para dejar de estar
alertas.
Monopolio para inválidos
e invalidados.
Alternativas de
una sola cara,
con varios cuadramientos
o mandatos.
La caja negra
crea las intrigas…
Dejarla estar
es otro juego loco
que desgasta
poco a poco
la propia servidumbre,
sujeta y subliminal
en todas sus propuestas.
De repente,
algún dulce,
sólo para endulzar
las asperezas…
Patética lealtad
de los de afuera,
para no consumirnos,
¡consumimos!
siendo, mas que mendigos,
servidumbre,
siempre a la hora en punto,
marchando a la deriva,
decididos,
derivados por otros,
en conjunto.
Patéticas marionetas,
¡de los tiemps futuros!