Doña
Doña

Doña

Para tantas andanzas, 

doña, 

un relicario. 

Anciano como tu 

con las cuentas pulidas, 

de tanto manoseo. 

Para tantas andanzas 

un letrero que diga: 

«Recuerda mis consejos!. 

Una misa de gallo, 

un nacimiento viejo 

que muestra cicatrices 

de tanto estar dispuesto 

sobre montañas verdes, 

ilusorias montañas 

de aserrín y papel 

tan bien dispuestos, 

y sus lazos, 

su colorín de caras 

y espejos, 

donde peces y patos 

ríen a carcajadas 

de tanto palmoteo, 

de la dueña de casa. 

Doña: 

ya debe estar cansada, 

vaya a su viaje largo 

sin prisas de regreso, 

vaya a mirar los suyos 

que esperan, 

el evento. 

Deje el campo tranquilo 

con su siglo despierto 

y despierte a las luces 

que prenden en el cielo. 

Cada vez que se va un alma 

tan plena de recuerdos. 

Doña, 

cierre los ojos, 

y amanezca por dentro.

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