Estío
Estío

Estío

Hay silencio de estío 

entre las ramas. 

 

En las aguas, 

el viento mece 

su soledad sin cantos. 

 

El calor se avecina 

escalvizando gestos 

y abanicos. 

Abajo, 

donde niegan a abrirse 

las compuertas, 

se detienen las barcas 

suspirando. 

 

Y más allá, 

las algas siempre verdes 

lavan su cabellera 

en el clarín del agua 

bamboleando las ganas 

de marcharse 

sin querer separarse 

mientras danzan, 

la misma dulce danza 

de las viejas riberas.

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