Y qué trajines arduos,
y qué mundos perdido,
y qué llanto, y qué pena,
y qué tantos suspiros,
en este lleva y trae
de recuerdos y mitos…
Y qué el estar soñando
en los mundos posibles,
arando en los intentos
de lo que solo sirve
para seguir soñando
lo que das y recibes…
Y qué llanto, y qué pena
y qué pena sin llanto,
recordando las siempre
tristezas de los años,
tratando con la espera
Y qué tonos lejanos
gritándole al amparo
de lo que ya soñaste
y, al tener cielo claro,
cuentas con los milagros
que nunca te tocaron.
¿Y qué si vas de vuelta,
con todo y desamparo?
Y qué si llevas puestas
las ganas de expresarlo…
Total: ¡ya nada cuenta,
cuando el cuento es tan largo!