Despacito,
la nieve va volando
sobre el viento.
Las ramas de los pinos,
bailoteando,
bailan su propio ritmo
en el contacto.
Despacito,
los copos ya convierten
avalanchas.
Las pompas van jugando,
y, en revancha,
la brisa mueve hojas
a sus anchas…
Despacito,
el cielo azul, blanqueando,
nos mira y nos avisa
que habrá más frío
en las tempranas horas.
Mientras, la sutileza
me incorpora
a unas líneas de más
en la distancia.
Despacito,
agarro mis deseos
y los medios
para escribir a prisa
lo que siento,
en esta alegre danza,
tan blanca como el cielo.