En la última escapada
de mi vida,
en la última noche
de mis noches…
¿Qué dolores circundarán
mi agenda?
¿Qué visiones treparán
mis pesares?
¿Qué dilemas cruzarán
mis fronteras,
cuando no quede nada?
¿Cuán fortuitas las voces
de la ausencia
prestándose a indagar
las pautas que me restan?
¿Como saber de mí
desde los tiempos
que alguna vez viví
sin comprenderlo?
¿Cuán largos los caminos
desde mi poca altura
y mis pasos pequeños?
¿Cuántos llantos me quedan,
trepando las higueras
de mis tontos recuerdos?
En la última escapada
de mi vida…
Seguirán siendo más
las horas de los tedios,
o habrá, cuál avalancha:
las enormes oleadas
de mi mar, sacudiendo,
todos los días tristes,
de las grandes melenas
del oleaje altanero
que entendió que imponerse
era grácil, ligero;
y el olvido, tan fácil,
como perderse en olas,
a orillas de la playa
donde se pierden todos,
unidos, los recuerdos…