Ayer pude sentir
que estoy más vieja.
Mis pasos anunciaron
mis temores.
Irradiaron, para mí,
las flores,
sentí que era por siempre
mi delirio,
y sumergí en la arena
mis abismos,
completando la ruta
que aun me queda.
Ayer, pudo ser mío
el encuentro en el tiempo
reclamando visiones
repletas de lamentos.
Augurando sonrisas
y almacenando gestos
que lograran abrirme
las puertas del deseo
de escribir como siempre,
mis versos prisioneros.
Y me fuí entre las alas
de una pujante brisa
abriéndose al espacio
del que estuve cautiva,
cortándole a las nubes,
lo tonto de la prisa
del seguir escribiendo
apurando a la rima,
ir al compás del goce
que las gotas abrían.