Esta luz que se filtra
inundando todo
lo que llevo en mi pecho,
pide el fin del fracaso
en mi arsenal de sueños,
mientras mira a la luna
con su rostro señero
dilapidando gajas
para cubrir desdeños.
Esta luz que amanece
sin los ojos vendados
tiene la sintonía
de los rostros risueños,
anida en tus fronteras
sin lograr sus anhelos
de pedir bendiciones
al día y a sus predios,
interna y caprichosa
como un cariño nuevo.