Los vientos de la vida
golpean a su paso,
en esas direcciones
que brindan los «si acaso».
Un festín en las horas
de la alegre jornada,
y un meditar contínuo
en pérdidas batallas.
Un abrazo de ida
y un abrazo de vuelta,
que registraran todas
las emociones sueltas.
Un «hasta cuando lloro»,
otro «hasta cuando aguanto»,
y una risa encontrada
cubriendo tu costado.
Es así, brisa y viento,
según la circunstancia
de reír o llorar
¡que para todo hay lágrimas!