Ayer fue la miseria
bailando en tu mirada
cada sonrisa tonta
impulsada a las lágrimas
a develar secretos
guardados en el alma.
Ayer fue la tristeza
jugando a ser juzgada,
la sonrisa tranquila
entre dolor y dádiva
queriendo disipar,
tal vez, alguna lágrima.
Ayer fue cuando supe
cuantas cosas guardabas
en ese deber ser
de ocultar lo que sientes
aunque no sientas nada.
Ayer fue un laberinto
incrustado en el alma
y la callada búsqueda
de algunas esperanzas
jugando a cuestionar
cualquier cosa que atara.
Ayer fue la mirada
jugando a no encontrarte
aunque viera tu rostro
curtido de palabras
esperando el ocaso
del naciente mañana.
Ayer, puro silencio
buscandote la calma
para inventar un tiempo,
que, tal vez, no esperara
a visitar tu entonces
curtido de añoranzas.
Ayer,
fue otra vez
ese ayer
que no espera el mañana.