Hay alarma y herida
sobre la rota paz.
Y en la vendimia,
surge la sangre…
arrasa, hace canales,
y la tristeza abunda
con su serio ropaje.
Herida abierta, llaga
de la tierra que besa
la tristeza de lava
sobre la piel abierta.
Adentro, más adentro
de todos los ramajes,
el corazón se agita,
avasallado,
por todos los dolores,
descubiertos,
y todos los derechos
arrasados.
No habrá publicidad
para las piedras,
ni para los derechos
lastimados.
Es hora de callar,
trágica agenda
que desdice verdades
sepultadas
a distancias más largas
que el tiempo y la tristeza.
Cada campo minado
tendrá sus horas ciertas,
entre pasos y cuerpos
rendidos, mutilados.
Y la tristeza cuenta
sus lágrimas robadas
en algún manifiesto
de nueva temporada…