Quiero un mundo
ancho, ancho…
Y todo el mundo cabe
entre tus cinco dedos.
Arenas atrapadas,
cada grano brillando,
deslizándose al paso
de tu camino ciego.
Quieres un mundo ancho
y tus manos, abriendo,
van perdiendo la vida
conjugando otros verbos.
Quieres un mundo ancho
pero lo vas perdiendo
en las pequeñas cosas
que danzan en tu entorno,
en silencio absoluto,
con absoluto empeño.
Y tu,
que vas buscando,
no atinas a encontrar,
lo luminoso de los sueños…