Permíteme
Permíteme

Permíteme

Permíteme un volar, 

tranquilo y diáfano, 

hacia otros horizontes 

que me llaman. 

 

Hacia rutas y mapas, 

por mí, desconocidos, 

tras esa tierra fértil 

que ame desde el principio. 

 

Permíteme que desdoble 

mi silueta tranquila 

en el alféizar 

de la ventana vieja. 

 

Permíteme el soneto 

tras de la vieja reja 

para escuchar airosas serenatas 

recordando ese sueño 

que faltaba. 

 

Permite, con todo lo posible, 

volver a despertar 

en las mañanas, 

cubiertas del rocío 

y de la calma, 

jugando a estar 

de nuevo en nuestra playa.

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