Seguramente,
indagará la brisa
el por qué de los tonos
de la tarde,
y volará de prisa
en los ramajes
sonsacando las tantas bailarinas
que retocen al ritmo
de la brisa,
en su baile fortuito
por los aires.
Seguramente,
medirá la noche
las horas que,
colmadas de desaires,
aspirará el olor
de cada hoja
alegrando las horas
con detalles.
Seguramente,
te estaré pensando
sin largarme de pronto
a otros lugares,
y haciendo remolinos
con la brisa
haré mi voluntad
aunque me falle.
Seguramente seguirá existiendo
la hora de partir
a otros lugares,
pero yo seguiré, tonta,
añorando las horas
del plácido paisaje,
en un dar y tomar
de alegres notas
que inspiran el cantar
de cada ave.
Seguramente estaré escribiendo
aún cuando la luz
se canse y se me largue
a alguna fuente
de escondidas aguas
que anime las sonrisas
de la agradable tarde.