Hoy el río colmó
todas sus ansias
en ese devenir
de lo posible,
encontró más saludos
a su paso,
evocó lo pasado
y lo imposible.
Recordó los vaivenes
de su cauce,
incontrolable cuota
en los jardines .
Y la acera,
colmada con su abrazo,
pidiéndole el bajar
su frontera.
Hoy el río marchó,
para quedarse
un poco en las anegadas
avenidas, largó el recorrer
cualquier espacio
y terminó marchando
a sus designios,
sus límites usuales,
de contínuo
bajo la lluvia suave
que en prebenda
le consignó gotear
sobre su ritmo.